Uno de los temas que más nos preocupa en la actualidad a las personas interesadas en el medio natural y su conservación es el impacto de las especies alóctonas en los ecosistemas donde han sido introducidas, especialmente si tienen un comportamiento agresivo/invasor. La principal estrategia para conservar/restaurar el ecosistema afectado consiste en la eliminación, siempre que sea posible, de esas especies comprometen su integridad y funcionamiento. Sin embargo, frecuentemente nos encontramos con que desconocemos si una especie es original de un territorio o no, especialmente en algunos de los ambientes con mayor biodiversidad o singularidad. Nos encontramos por tanto que, a menudo, el carácter autóctono o alóctono de una especie en un territorio se ha asignado a partir de conjeturas ecológicas, sin un fundamento científico riguroso.
En estas circunstancias y referido a plantas, la paleobotánica puede ofrecer bases científicas para definir el carácter autóctono o alóctono de una especie en un territorio. Esta ciencia tiene dos pilares fundamentales: la identificación de material vegetal conservado en depósitos sedimentarios más o menos antiguos y el establecimento de la edad de esos materiales. En ambientes sedimentarios adecuados (lagos, turberas, cuevas), el polen y otros macrofósiles vegetales (ramas, hojas, frutos, madera) pueden conservarse durante milenios. La comparación de estos fósiles con material vegetal actual permite a menudo identificar con precisión las plantas presentes en el entorno del lugar estudiado, así como reconstruir los diferentes tipos de . Para estimar el periodo en el cual estuvieron presentes esas plantas se pueden utilizar diversas técnicas, siendo las más habituales para fijar una edad absoluta las métodos radiométricos. Éstos se basan en la composición isotópica de ciertos elementos químicos que cuentan con un isótopo que presenta actividad radiactiva, y los más corrientes para periodos "recientes" son la datación por carbono-14 (hasta 40.000-50.000 años) y plomo-210 (hasta unos 150 años).
Para profundizar en este tema, me parece muy interesante el siguiente artículo de Jacqueline van Leeuwen y colaboradores publicado en Science en 2008, (http://www.botany.unibe.ch/paleo/publications/reprints/Science_322_1206.pdf), que aborda el caso de las Islas Galápagos. Este archipiélago océanico es representativo de este tipo de ambientes, donde una de las principales amenazas para sus ecosistemas y biodiversidad es el efecto nocivo de las especies introducidas tras la colonización humana. Otra característica notoria de estos enclaves es la inversión de sumas muy elevadas de dinero para erradicarlas. En este caso se desconoce el estatus real de muchas especies, y las medidas de gestión no contaban con un respaldo científico contrastado. En este contexto, la información polínica obtenida a partir de depósitos sedimentarios de la isla de Santa Cruz muestra cómo diversas especies consideradas como alóctonas (alguna incluso invasora) o de dudosa espontaneidad, en realidad son plantas autóctonas de pleno derecho. El fundamento científico sólido que apoya esta afirmación es la detección de polen e incluso macrofósiles de estas seis especies bastante tiempo antes de la llegada de los primeros europeos a las islas.
Más recientemente, se ha publicado un artículo donde se profundiza en este sentido, basándose en la identificación de semillas encontradas en el registro sedimentario (Coffey et al., 2011, Ecology, http://www.esajournals.org/doi/pdf/10.1890/10-1290.1). Todos estos datos están contribuyendo de forma muy notable a fijar definitivamente el catálogo de especies introducidas en el archipiélago, posibilitando la aplicación de medidas de gestión destinadas a la erradicación y/o control de las especies probadamente invasoras.
En la siguiente figura (Coffey et al., 2011) es posible apreciar claramente cómo se ha inferido el carácter autóctono de las especies consideradas, al contarse con un registro continuo e importante de semillas de estas plantas con anterioridad a la primera visita conocida de los seres humanos a esta isla.
"La principal estrategia para conservar/restaurar el ecosistema afectado consiste en la eliminación, siempre que sea posible, de esas especies comprometen su integridad y funcionamiento"
ResponderEliminar"plantas autóctonas de pleno derecho"
... NAZI...
Ahora entiendo el pelo rubito y todo...
Oye, pero hay algunas de esas plantas que entiendo que lo que se ve es que estaban allí antes esa presencia de humanos...Pero esa presencia de humanos es muy reciente, ¿no? ¿No hubo "nativoamericanos" que llegasen a las Galapagos anteriormente? ¿Y extraterrestres?
jesús
Jeje, es verdad que el lenguaje en estos casos es un bastante duro con las plantas alóctonas, que las "pobres" no están allí precisamente por voluntad propia.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo contigo en que a menudo dotamos a los procesos ecológicos de este tipo de un antropocentrismo un poco pestilente. Así, una planta cuyos propágulos llegan a un nuevo lugar transportados por un animal no merece el calificativo de invasora sino de colonizadora eficiente y alabamos y admiramos las interacciones planta-animal. Sin embargo, si esa planta llega a un lugar transportada por el hombre (un animal a fin de cuentas), la calificamos de alóctona, a menudo con cierto desprecio. Bien, esto es cierto, pero en mi opinión la capacidad de modificación del medio natural que tiene el hombre es desproporcionada, y de ahí que considere que medidas para controlar las especies invasoras (animales o vegetales) sean completamente necesarias.
Respecto al caso concreto de Galápagos. Se habla de la primera fecha conocida de presencia de humanos en las islas. No podemos descartar alguna visita previa de otros grupos humanos, pero hasta la fecha se carece de cualquier evidencia arqueológica que apoye este caso.