El recorrido que seguimos es el que asciende desde la localidad de Viana de Mondéjar, donde se puede dejar el coche sin dificultad junto a la bonita iglesia románica. Una vez allí se sale del pueblo en dirección hacia los dominantes cerros pasando junto a un parquecillo. El sendero está muy bien marcado y el recorrido se describe de forma muy amena y detallada en el siguiente enlace: http://www.senderismoguadalajara.es/tetas-de-viana/
En esta entrada me centraré más, como es habitual, en los aspectos naturalistas. En el recorrido se pueden apreciar en todo su esplendor la mayor parte de los elementos definitorios del paisaje alcarreño tan minuciosamente descrito por Camilo José Cela en su "Viaje a la Alcarria". De este modo encinares, quejigares, pinos carrascos, tomillares, esplegares y aliagares se dan la mano con cultivos de secano, choperas, viñedos y olivares en una sucesión ininterrumpida de valles y páramos.
En el inicio de la ascensión se recorre ladera de pendiente moderada poblada fundamentalmente por carrascas (Quercus ilex subsp. ballota) con pinos carrascos (Pinus halepensis), enebros de la miera (Juniperus oxycedrus) y sabinas negrales (Juniperus phoenicea). La cubierta de matorral es densa, predominando la aliaga (Genista scorpius), el romero (Rosmarinus officinalis), el tomillo (Thymus communis) y el espliego (Lavandula latifolia). A lo largo de la ascensión pueden verse en laderas más umbrosas o vaguadas algunos quejigares (Quercus faginea subsp. faginea), cuyo colorido contrasta fuertemente con el predominante en el entorno, especialmente en otoño.
Conforme nos aproximamos a la parte alta de la ladera aparecen las primeras cornicabras (Pistacia terebinthus), cuyo nombre se debe a unas agallas muy llamativas que se asemejan a cuernos. En otoño además presentan un bonito color rojizo que las hace destacar mucho entre la vegetación mediterránea perennifolia. Hay varios ejemplares creciendo en la propia cumbre que llaman mucho la atención. Justo en el pequeño cortado que marca el borde de la pequeña meseta que constituye la cumbre espera otra pequeña sorpresa, un edificio tobáceo testigo de periodos pasados de mayor humedad cuando una surgencia de aguas carbonatadas posibilitó la formación de esa roca tan especial. El ascenso final hasta la cumbre no reviste ninguna dificultad, ya que todos los pasos un poco complicados se encuentran equipados con cadenas o una escalera para la trepada final. Ahora ya sólo queda disfrutar de las vistas desde tan privilegiada atalaya.
Las Tetas de Viana desde Viana de Mondéjar. La de la izquierda es la que se puede ascender sin trepar en su parte final. |
Encinar en el recorrido hacia la cumbre |
Vegetación variada en la Alcarria. Llama la atención el contraste cromático que introducen los quejigares en el paisaje, especialmente en otoño. |
Cornicabra (Pistacia terebinthus) en otoño |
Toba calcárea en el roquedo que delimita la cumbre |
Panorama desde la cumbre: paisaje alcarreño en todo su esplendor |
Cumbre de una Teta con las vistosas cornicabras |