lunes, 27 de febrero de 2012

Ascensión al Pico del Lobo (2.273 m)

Este fin de semana fui en compañía de una serie de amiguetes a ascender nuevamente el pico del Lobo, la montaña más alta del macizo de Ayllón, uno de los más orientales del Sistema Central. Se trata de uno de mis picos favoritos, ya que es la montaña más elevada de Guadalajara, "la Patria", y allí llevé a cabo junto a mi buena amiga Lau uno de nuestros primeros trabajos botánicos, con el cual disfrutamos mucho. Y es que en esta zona del pico del Lobo se puede encontrar una flora más propia de otras latitudes más septentrionales, que se encuentra resguardada en ciertos enclaves especialmente frescos y húmedos, como Huperzia selago, Swertia perennis, Aconitum vulparia, Aconitum napellus, Streptopus amplexifolius, Vaccinium uliginosum, Plantago alpina... Estos valores botánicos y otros geomorfológicos, que comentaremos después, ha hecho merecedora a la zona de los picos del Lobo y Cebollera de la figura de protección Reserva Natural en el territorio de Castilla-La Mancha.

Huperzia selago (C. Morales)
Veronica fruticans subsp. cantabrica (C. Morales)
 Así que el sábado salimos desde el aparcamiento de La Pinilla, a unos 1500 m de altitud, un grupo nutrido y variopinto (Lau, Iván, Gaby, Javi, Tomás, Diego, Ramón, Antón, Katha, Iva, Laura, Víctor y el que esto escribe) dispuestos a pasar una buena jornada de montaña. Un grupo en el cual, como después se pudo comprobar, íbamos bien servidos de "friquismo" de todo tipo: botánico, geológico, faunístico, forestal...

El día, espléndido, quizá demasiado para esta época del año..., nos iba a permitir disfrutar plenamente de la ascensión. Al inicio, como siempre al salir de una estación de esquí, tuvimos algunas dificultades para encontrar la ruta de ascenso, pero al cabo de un ratejo ya cogimos la pista adecuada para llegar hasta la cumbre. Encontramos más nieve y a cotas más bajas de lo que yo esperaba, quizá debido a que las escasas borrascas atlánticas de este invierno han entrado por el norte y han dejado algo más de precipitación en Ayllón que en Guadarrama por ejemplo. Nos acompañaron en la ascensión los bellos cantos de diversos pajarillos forestales que Javier se encargó de enseñarnos a reconocer: piquituertos, verderones serranos, carboneros garrapinos.

Con tranquilidad fuimos ascendiendo por la pista y en un momento dado pudimos ver con mucha claridad el cambio en la especie de pino utilizada en la repoblación, de pino albar (Pinus sylvestris) se pasa a pino negro (P. uncinata). El contraste de color y de morfología es manifiesto, y pienso en lo sencillo que habría sido explicar a los muchach@s las diferencias entre ambos pinos, bastante mejor que en clase con el material prensado. En cualquier caso, no pierdo la ocasión y recojo unas ramas de pino negro para mostrarles esta semana el material fresco. :-)

Contraste de color entre masa de pino albar (parte inferior de la ladera) y pino negro (parte superior), todo ello repoblado. (J. Seoane)
Nos plantamos en el collado, desde donde ya se sigue el cordal hacia la cima del pico. El viento había generado curiosas formas en la escasa nieve acumulada en los piornos, permitiéndonos disfrutar de un bello paisaje. Tras subir una pendiente, pasamos por otro pequeño collado desde donde ya se ve la cumbre del pico del Lobo, el circo de Cerezuelo y el pequeño circo glaciar de la cabecera del río Berbellido, realmente bonito y bien conservado (con una pequeña laguna incluso, según me muestra Tomás).
Aspecto del circo de la cabecera del Berbellido donde se conservan algunas pequeñas morrenas y una lagunita (J. Seoane)

Alto de las Mesas y circo de Cerezuelo (J. Seoane)
Por último, tras 3 horas efectivas de ascensión y unos 800 m de desnivel (actividad muy tranquila y recomendable para todos los públicos), llegamos a la cumbre del pico del Lobo, con unas vistas muy buenas de todos los picos próximos (Buitrera, Cebollera, Las Mesas, Cerrón, Ocejón), algunos no tan próximos (Sistema Ibérico Norte -Neila, Urbión, Cebollera, Moncayo), el valle del Duero..., ¡y la central nuclear de Trillo! Allí nos hicimos las fotejos de rigor (como siempre, preferentemente haciendo el ganso), para después bajar un poco hasta un lugar algo más resguardado y almorzar un poco. Aunque el día fue soleado, al quedarnos allí parados a comer se nos quedaron las manos frías como el granizo, recordándonos que aún es invierno. Ya desde allí bajamos de nuevo hasta La Pinilla de charla variada para a continuación ir a desarrollar la verdadera actividad del día: tomarnos algo en la plaza de Riaza, visitando la panadería El Soportal, todo un clásico en nuestras expediciones a la sierra de Ayllón.
En la cumbre del pico del Lobo (J. Seoane)
Me gustaría aprovechar este espacio para hacer pública una reclamación que siempre comentamos cuando subimos a estas cumbres: que se proceda al desmantelamiento del remonte inutilizado de La Pinilla que se encuentra en la misma cumbre del Lobo. No puede ser que en este enclave el visitante se encuentre esta mole desvencijada al llegar a la cumbre.

Agradezco especialmente a Javier las fotos que aparecen en esta entrada (por una vez, me olvidé la cámara...) y que contribuyen de manera decisiva a hacer la lectura más amena.


domingo, 26 de febrero de 2012

El clima y las poblaciones humanas en el pasado y presente: Oriente Medio y las sequías

En una anterior entrada comentábamos brevemente el papel que podrían haber desempeñado las oscilaciones climáticas del inicio del Holoceno (periodo "templado" en el que vivimos) en el inicio de las actividades agrícolas y ganaderas en el "Creciente Fértil". Basándonos en los conocimientos actuales, podemos afirmar que de las diferentes zonas del mundo donde se llevó a cabo la domesticación de plantas y animales de forma independiente (revisadas por J. Diamond en "Armas, Gérmenes y Acero"), esta parte del Oriente Medio fue la pionera.

Entre 2007 y 2010 la región histórica del norte de Mesopotamia, que incluye las cuencas de los ríos Tigris y Eúfrates, experimentó una fuerte sequía que acarreó una baja producción agrícola y obligó a cientos de miles de personas a abandonar sus hogares. Estas sociedades del Oriente Medio basan su subsistencia en la agricultura de secano y en cierta medida del regadío, por lo que se ven muy afectadas por las fluctuaciones climáticas e hidrológicas. Para el futuro inmediato y a medio plazo se prevé un aumento en la recurrencia de estos episodios de sequía, lo cual hace que la persistencia de población sedentaria en esta región se vea seriamente comprometida. Situaciones similares a la que se está viviendo en la actualidad ya se han registrado en el pasado, habiendo sido la baja disponibilidad hídrica un factor clave en los declives del periodo colonial Uruk reciente (aprox. hace 5200 años) y del Imperio Acadio (hace unos 4200 años). Todos estos hechos llevaron a David Kaniewski y sus colaboradores a investigar los efectos que los cambios climáticos ocurridos en el pasado reciente han podido tener en el poblamiento humano de las Llanuras de Khabur, en el noreste de Siria. Su artículo ha sido muy recientemente publicado en PNAS (http://www.pnas.org/content/early/2012/02/16/1116304109.short).

Para este estudio los autores recuperaron una secuencia sedimentaria procedente del cauce actualmente seco del Wadi Jarrah. Ésta recogería información ambiental sobre los últimos 1600 años. La composición polínica de la secuencia ha sido analizada a fin de reconstruir la dinámica de la vegetación en este territorio durante ese periodo. Además, una serie de análisis estadísticos y el conocimiento sobre los requerimientos climáticos de las diversas plantas que se han identificado, han permitido inferir las variaciones que se han producido en el clima.

Los principales cambios que se han registrado en los últimos 1600 años cerca de Wadi Farrah han sido una alternancia entre formaciones esteparias de carácter más húmedo o más seco, acompañadas respectivamente por bosques mixtos termófilos y bosques/matorrales xerofíticos. La estepa arbustiva seca con Artemisia, compuestas, Chenopodiaceae, Ephedra, Tamarix y Ziziphus ha dominado el paisaje antes del 500 d.C., en torno a 800 d.C. y a partir de 1400 d.C., y es propia de climas secos y suelos pobres y pedregosos. La otra formación vegetal que ha dominado históricamente sobre esta región son los pastos/estepas húmedas con gramíneas, plantas propias de suelos húmedos (p.ej., Ranunculaceae, Cyperaceae) y otras plantas herbáceas características de los prados (p. ej., Apiaceae, Caryophyllaceae). Sus periodos de dominancia fueron 530-750 d.C. y 850-1350 d.C. El desarrollo de patrones vegetales con estepa húmeda y bosque mesófilo abierto se asocia a periodos húmedos.

¿Qué relación puede existir entre la vegetación/clima y el poblamiento humano de este territorio? Durante el periodo cálido denominado habitualmente "anomalía climática medieval" (MCA, medieval climate anomaly), entre 850 y 1350 d.C., el clima relativamente cálido y húmedo inferido a partir de la vegetación se asocia con un florecimiento de las actividades agrícolas (con máximo entre 1100 y 1350 d.C.) y una expansión de los asentamientos humanos estables. A continuación de esta fase, y tras un periodo transicional, comenzaría la conocida como "pequeña edad del hielo" (LIA, little ice age), entre 1550 y 1850 d.C. Esta oscilación climática trajo a Oriente Medio condiciones climáticas más frías y secas. El poblamiento humano en este periodo se resintió en gran medida, habiéndose localizado muy pocos asentamientos humanos estables en las zonas bajas, a diferencia del periodo anterior. Estas poblaciones dependían en gran medida de la agricultura de secano, por lo que un descenso en las precipitaciones pudo comprometer seriamente la continuidad del estilo de vida sedentario que predominó en la etapa anterior. De hecho, los restos arqueológicos hallados apoyan esta idea de un cambio de estilo de vida hacia una vida nómada basada en la cría de ovejas y camellos. Por último, la reocupación de estas llanuras por parte de poblaciones sedentarias se ha producido fundamentalmente después de los últimos periodos especialmente secos de 1930 d.C.

Estos nuevos datos, además de los problemas ambientales asociados al tipo de agricultura que se está practicando (bombeo de agua subterránea y el regadío que están produciendo la salinización del suelo, un incremento en la erosión eólica, un descenso del nivel freático, desecación completa de cauces en verano...) en mi opinión muestran las graves amenazas que se ciernen sobre la actual población del NE de Siria, ya que a lo largo de la historia se ha visto de forma reiterada que el colapso de las civilizaciones se ha producido en medio de condiciones ambientales limitantes y abusos de los recursos naturales (recomiendo la lectura de Colapso, de Jared Diamond). En España tenemos situaciones similares en varias de nuestras regiones más secas, y deberíamos tomar nota para intentar superar esa amenaza. Pienso que aún estamos a tiempo de superar los graves problemas ambientales que tenemos encima y que se agravan día a día, pero tenemos que empezar desde ya a tomar medidas drásticas. Sé que es difícil enfrentarse a la voluntad de los poderes políticos y económicos imperantes, pero cada uno de nosotros, como individuos y colectivos, debemos comenzar por nuestras vidas para reducir el consumo energético, de agua, las distancias de transporte de los productos que consumimos... ¡A que podemos hacer bastantes cosas! Y desde esta posición, comenzar a cambiar la opinión de los que mandan.

martes, 21 de febrero de 2012

Dispersión secundaria de semillas por aves de presa. El caso canario.

La dispersión secundaria de semillas es un fenómeno de enorme trascendencia para el funcionamiento de los ecosistemas terrestres. Ésta consiste fundamentalmente en la intervención de dos o más vectores en la dispersión de las semillas (a menudo se produce una dispersión "física" -por gravedad, el viento...- y a continuación la intervención de un animal), lo cual a menudo contribuye a aumentar la distancia a la planta fuente de propágulos produciendo eventos de dispersión a larga distancia. Estos procesos de dispersión a larga distancia son los que permiten a ciertas especies la colonización de islas u otros hábitats vacíos, la expansión de sus poblaciones o el flujo de individuos entre poblaciones para mantener la intercambio y la conectividad genética en las especies.

Un proceso dispersivo muy habitual consiste en el consumo por parte de ciertos animales de los frutos con las semillas, que pasan a través del tracto digestivo de esos animales. La digestión de las semillas acarrea una serie de modificaciones físicas y químicas en las mismas que a menudo facilitan su germinación. Este proceso adquiere una mayor complejidad cuando estos frugívoros que portan semillas en su tracto digestivo (generalmente aves o lagartijas) son consumidos a su vez por predadores.

Un buen ejemplo de este fenómeno se ha documentado en las Islas Canarias, captando una notable atención mediática, ya que se trata de un descubrimiento ciertamente interesante. En las Islas Afortunadas, los lagartos tizones (género Gallotia) son unos notables consumidores de frutos y un efectivo vector en la dispersión de semillas de plantas de frutos carnosos. Los alcaudones reales (Lanius meridionalis) y los cernícalos comunes (Falco tinnunculus) a su vez depredan habitualmente sobre estas lagartijas, transportando y dispersando de forma secundaria las semillas que transportaban los lagartos en sus tractos digestivos.

Lagarto tizón en las Cañadas del Teide (Tenerife)
 En el artículo publicado esta semana por David Padilla et al. (2012, Journal of Ecology, http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/j.1365-2745.2011.01924.x/pdf) se profundiza en estos conceptos. Para ello, durante cinco primaveras consecutivas se procedió a la toma de muestras para el estudio. Los autores localizaron nidos y posaderos de alcaudones y cernícalos, donde recogieron deyecciones de ambas especies y aparatos digestivos de lagartos, que suelen ser desechados por los cernícalos. Después en el laboratorio procedieron a la identificación y cuantificación de las semillas, corroborando que efectivamente se produce esa dispersión secundaria por parte de las aves predadoras. También se recogieron deyecciones de lagartos y semillas sin ningún tipo de proceso posterior (digestión por parte de animales). En cada caso se examinó la viabilidad de las semillas mediante la siembra en invernadero en condiciones controladas, similares a las del hábitat natural donde se recogieron las semillas.

Todos estos resultados sitúan a este sistema de dispersión secundaria como uno de los principales para lograr dispersiones a larga distancia en el archipiélago canario, con una importancia incluso superior a las que tienen lugar mediante aves frugívoras. En este proceso es clave el hecho de que la dieta de los lagartos tizones es fundamentalmente frugívora, a diferencia de lo que ocurre por ejemplo en la península Ibérica, donde los lagartos y lagartijas se alimentan principalmente de artrópodos (insectos, arácnidos...). Los lagartos tizones son una presa básica para alcaudones y cernícalos, ya que aparecen en un porcentaje muy alto de sus deyecciones. El número de especies vegetales cuyas semillas son dispersadas en el marco de este sistema es elevado (al menos 78 especies diferentes), la mayor parte de ellas productoras de frutos carnosos. En este contexto, los cernícalos dispersan un número mayor de semillas pertenecientes a una mayor diversidad de especies porque el espectro de tamaños de lagarto sobre el que depredan es más amplio. Algunas de las especies dispersadas (Bencomia exstipulata, Heberdenia excelsa y Juniperus cedrus) se encuentran amenazadas y presentan poblaciones dispersas y fragmentarias, contribuyendo este tipo de dispersión a conectar sus poblaciones o colonizar nuevas áreas, ya que se pueden alcanzar distancias incluso superiores a 1 km desde el lugar donde vive la planta madre. Un problema que acarrea este sistema es que también se dispersan semillas de especies invasoras.

Es también importante destacar que las semillas raramente experimentan algún daño cuando son consumidas por los lagartos y posteriormente cuando las aves consumen los lagartos. Sin embargo, la digestión de las semillas por parte de los lagartos y de las aves en su caso no tiene ningún efecto beneficioso sobre su capacidad de germinación. Es más, en las raras ocasiones en que los cernícalos consumen las tripas de los lagartos y, por consiguiente, las semillas, éstas pierden viabilidad de forma bastante significativa. Una última curiosidad consiste en que los cernícalos dispersan semillas procedentes de frutos mayores, debido a que pueden capturar y consumir los lagartos de mayores dimensiones que tienen bocas lo suficientemente amplias para tragar esos frutos.

Este precioso artículo ha recibido una notable cobertura mediática, y podemos encontrar una interesante entrevista a David Padilla en el blog de Journal of Ecology conducida por Scott Chamberlain (http://jecologyblog.wordpress.com/2012/01/27/video-interview-with-david-padilla/) o un artículo en BBC (http://www.bbc.co.uk/nature/15838840).

domingo, 19 de febrero de 2012

Sobre el origen de la agricultura y la ganadería en Oriente Medio

En esta entrada voy a tratar uno de los aspectos fundamentales en el devenir del ser humano y la civilización tal como la conocemos. Siempre me ha resultado un tema científico del máximo interés, apasionante. Pienso que además rebasa los límites del interés que se pueda tener por curiosidad científica. Cualquier persona debería estar interesada en recibir unas leves pinceladas sobre el origen de su modo de vida.

En el libro "Armas, gérmenes y acero" Jared Diamond trata de una forma magistral este punto, ofreciendo información actualizada al respecto. Recomiendo de forma encarecida su lectura a cualquier persona interesada en el papel que las condiciones ambientales, la biogeografía, la ecología y otros factores han desempeñado en la configuración actual de las civilizaciones y el poder humano. En su secuela "Colapso", este mismo autor profundiza en la importancia que además tienen las decisiones de los grupos humanos en su suerte. Lo cierto es que estos ensayos, especialmente el segundo, deberían ser de lectura obligada para todos los dirigentes del mundo, y quizá también para el resto de personas preocupadas por el devenir de la Humanidad.

Pero en este caso la información que quiero transmitir es de otra índole. La idea de escribir sobre este tema partió de la relectura de los trabajos del gran Herb Wright sobre las condiciones ambientales que propiciaron la domesticación de los primeros cereales y legumbres por parte de las comunidades Neolíticas. En ellos, una vez más Wright (el padre de la paleoecología tal como la entendemos hoy) se muestra como un visionario, un científico adelantado a su tiempo, que supo apreciar la potencialidad de diversas técnicas que iniciaban su andadura cuando se publicaron estos artículos (1968, 1976), como la palinología y la datación por carbono-14. Os recomiendo que si estáis interesados en este tema, busquéis información más actualizada al respecto para profundizar en ello (aunque lo que a continuación se expone no ha perdido vigencia ni mucho menos).En los siguientes párrafos aportaré algunos detalles de la información contenida en Wright (1968) y Wright (1976), ambos publicados en Science.

En primer lugar, la secuencia que condujo hacia el establecimiento de culturas sedentarias de agricultores y ganaderos se resumiría de la siguiente forma. El punto de partida para las culturas que iniciaron la domesticación de plantas y animales fueron grupos humanos con una economía de subsistencia basada principalmente en la caza y que vivían en cuevas y abrigos rocosos. Estas comunidades se mantuvieron en Mesopotamia hasta hace unos 13000 años. A continuación, en el periodo comprendido entre 13000 y 10800 años se logró una producción incipiente de alimentos, que culminó con el establecimiento de poblados sedentarios con una economía productiva de alimentos agrícolas y ganaderos.

La región de la cordillera Zagros (en la encrucijada entre Irán, Turquía, Siria e Iraq) constituye una de las zonas donde se inició este proceso de domesticación de plantas y animales. Para evaluar en qué condiciones ambientales se produjo este proceso clave en la evolución cultural humana se utilizó, como en tantas otras circunstancias, se estudiaron diversos lagos de esta región. El análisis de estos archivos sedimentarios reúne diversos aspectos muy positivos para el conocimiento ambiental pasado a escala regional. Por un lado, la información contenida en estas columnas sedimentarias tiene un carácter secuencial y puede situarse en un contexto cronológico preciso mediante el uso del análisis radiométrico de carbono-14, que comenzaba a extenderse en aquellos momentos. Por otra parte, los cambios climáticos a menudo se manifiestan de forma clara en la evolución de la cubierta vegetal, que a su vez se registra en la composición del registro polínico contenido en los sedimentos de lagos y turberas. La evolución vegetal durante las últimas decenas de miles de años en la cordillera Zagros presenta varios hitos principales que narraramos a continuación.

Durante los periodos fríos de la parte final de la última edad de hielo (hace unos 44000-17000 años), los registros sedimentarios del valle de Kermanshah y del lago Zeribar nos muestran que estepas frías, como las que pueblan actualmente las mesetas de Anatolia e Irán, cubrieron estas zonas de altitud media (1300-1400 m). Los robles (Quercus), que actualmente dominan en esta banda altitudinal de las montañas Zagros, parece que estuvieron ausentes de toda esta zona en este periodo. ¿Estuvieron presentes pero a cotas más bajas? El lago Mirabad, a 800 m de altitud, refleja una situación muy similar, con lo cual se descarta la presencia de los robledales a cotas más bajas en esta cordillera. Posteriormente, entre 17000 y 13000 años se aprecia el inicio de la transición de la estepa a las formaciones arboladas abiertas sabanoides con Pistacia y Quercus, que dominaron el paisaje entre 13000 y 8800 años. Esta cambio en la vegetación nos indicaría una transición hacia un clima más cálido -aunque aún más seco que el actual-. Por último, hace unos 8800 años se inicia el proceso que conduce al establecimiento de bosques densos en la cordillera Zagros. Esta dinámica sugiere un aumento progresivo en la precipitación o podría ir asociada a la migración de los árboles desde los enclaves donde se refugiaron en los periodos fríos del Pleistoceno hasta las montañas de Mesopotamia.


Diagramas polínicos de los lagos Zeribar y Mirabad, en Irán. Obsérvese la transición de una formación esteparia dominada por Artemisia y Chenopodiaceae, a formaciones de Quercus y Pistacia. Las edades C-14 están sin calibrar, mientras que para el texto las he calibrado y expresado en años corrientes de calendario (Wright, 1968).
Se puede apreciar, por tanto, que la transición de la economía cazadora-recolectora hacia la domesticación de plantas y animales se produjo de forma simultánea al cambio ambiental de una estepa característica de climas frescos a formaciones abiertas de robles y pistachos, propias de climas más templados. Tenemos también que la cebada silvestre y una de las especies de trigo se asocian con estas formaciones vegetales que debieron estar ausentes de la cordillera Zagros antes de 13000 años, por lo que los humanos no tuvieron oportunidad de domesticarlas con anterioridad. De este modo, la llegada de estas plantas al entorno donde vivían las comunidades de cazadores -vinculada al establecimiento del clima mediterráneo- y la mejoría climática que permitió a estas tribus vivir en las partes bajas de las montañas abandonando las cuevas donde vivían con anterioridad, unidas a la presencia de animales domesticables en las montañas próximas fueron los ingredientes que posibilitaron y facilitaron el proceso de domesticación de plantas y animales.