La extinción de megafauna en Norteamérica consiste en una oleada de extinciones que azotó América del Norte eliminando más de la mitad de sus especies de mamíferos con un peso superior a 32 kg y causando la desaparición completa de aquéllas con un peso superior a la tonelada. Las causas de este proceso se considera que pudieron ser los cambios climáticos y la caza por parte de los seres humanos, que actuaron muy probablemente de forma conjunta. Una hipótesis bastante sugerente fue que el impacto de un meteorito hace unos 12900 años pudo causar esta extinción masiva, pero ha sido duramente criticada (en PNAS se puede seguir toda esta polémica con detalle).
Por otra parte, las comunidades vegetales sin análogos actuales se infieren a partir del registro polínico, donde se observa una extraña mezcla de árboles caducifolios propios de climas templados (fresnos, olmos, carpes...) con coníferas características de climas fríos (píceas, alerces...).
La forma en que se desarrollaron los acontecimientos sugiere que debieron existir relaciones causales entre la extinción, la existencia de esas comunidades vegetales y la rapidez de los cambios vegetales ocurridos. Para abordar estas cuestiones, el equipo de investigadores que comentábamos utilizó el registro sedimentario de varios lagos en el norte de los Estados Unidos. En esos registros sedimentarios evaluaron la composición de la vegetación mediante análisis polínicos, la abundancia y/o severidad de los incendios a través del registro de carbón sedimentario, y la abundancia de herbívoros de gran tamaño utilizando la abundancia de esporas del hongo Sporormiella, que suele poblar los excrementos de los herbívoros.
Representación de los principales resultados de Appleman Lake (Indiana), donde se aprecia la evolución de la vegetación (coníferas y frondosas propias de las formaciones sin análogos, distintos tonos de verde), las poblaciones de herbívoros (estimadas a partir de la curva azul) y los incendios (utilizando carbones, curva negra) (Gill et al., 2009, Science) |
A partir de estos resultados se puede afirmar que la desaparición de los grandes herbívoros se produjo de forma progresiva y no completamente repentina (desestimándose por tanto la hipótesis de un impacto extraterrestre) y liberó probablemente de una importante carga pastante a una serie de árboles caducifolios (que son preferidos por los herbívoros), permitiendo de esta forma la expansión de sus poblaciones y el establecimiento de los bosques sin análogos actuales. Asimismo, la acumulación de una creciente biomasa no consumida por los herbívoros favoreció el aumento en los incendios que se registra en toda esta zona a partir de hace unos 14000-13000 años. Sin embargo, uno de los grandes interrogantes en la paleoecología norteamericana, discernir las causas finales de la extinción de megafauna, climáticas y/o humanas y en qué grado cada grupo de ellas, queda a la espera de respuestas definitivas.
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